Montauk

Este restaurante se encuentra en Playa d’en Bossa, en la Ushuaia Tower, uno de los hoteles más lujosos, si no el que más, de toda Ibiza. Desde luego, es de los más famosos, liderando la fiesta en temporada alta, llenando cada tarde sus terrazas con los ritmos de los DJs del momento.

Lo primero que llama la atención cuando entras, es la iluminación. Es bastante oscura, sin embargo varias columnas están decoradas con columnas de luz, con un efecto “a rayas”, que en mi opinión, no es lo más acertado, ya que si te pasas mucho tiempo mirándolo te mareas. Yo me senté de espaldas.

El servicio perfecto, muy atento. Enseguida nos tomaron nota de las bebidas (una cervecita para empezar) y nos dieron la carta, muy selecta. Consta de una selección de entrantes (donde destacan la ensaladas, el steak tartare y la terrina de foie), seguido de los platos estrella que son los cortes de carne, y sus guarniciones. Para los menos carnívoros hay una pequeña selección de pescados, y la carta se completa con las típicas hamburguesas y costillas americanas.

Los precios son altos, en consonancia con la localización y el servicio del restaurante.

Como era nuestra primera vez, nos decantamos por el “Montauk Platter”, que tiene una selección de cuatro cortes de carne, para compartir, y de guarnición pedimos unas espinacas a la crema, y unos “mac and cheese” (que a J, no sé por qué, le fascinan).

De acompañamiento pedimos un pinot noir de California, que no estaba mal, pero la próxima vez me vuelvo a mi Ribera del Duero.

Mientras esperábamos nos trajeron pan, acompañados de dos aceites de oliva distintos y de tipos de sal. Los dos nos acabamos el pan (nada extraño en mí, muy extraño en Jeroen), el aceite estaba buenísimo.

El restaurante es muy agradable pero estaba prácticamente vacío, pues ya estábamos a final de temporada.

Después del aceite nos trajeron un “amuse bouche” de champiñón.

Antes de traernos la carne, nos ofrecieron un menú de cuchillos de carne, cosa curiosísima que no había experimentado antes. 


Llegó la hora de la verdad: menos mal que pedimos el plato para compartir porque os aseguro que es imposible que una sola persona se meta esa cantidad de carne entre pecho y espalda. Decir que ni siquiera nos lo pudimos terminar entre dos.

La carne estaba buenísima, como era de esperar. Jugosa, tierna, con un ligero sabor a barbacoa. No podría elegir qué corte me gustó más, la verdad.


Las espinacas a la crema estaban buenas de sabor, pero era más bien un tipo de salsa más que crema. Yo estoy acostumbrada a una crema más cremosa, no sé si me explico. Los “mac and cheese” estaban muy “a la americana”. A J le encantaron y él es un experto, qué más puedo decir.



Si no nos terminamos la carne, imaginaos las guarniciones. Es que era demasiado.

Curiosamente no vienen los postres en la carta, si no que traen un carrito con la selección, donde tú puedes elegir (buen truco: te entra todo por los ojos). Ni que decir tiene que ni siquiera quisimos ver el carrito de lejos, después del atracón.

El susto: una cena para dos nos salió por 200 Euros con propina. El servicio y la calidad del producto justifican una parte, la situación y aspiraciones del local justifican otra parte… pero no estoy segura de que el precio sea totalmente justo. Las guarniciones, el agua, incluso el vino, tienen un sobreprecio que no tiene justificación, en mi humilde opinión.


En resumen, Montauk es un sitio para aquellos que quieren ser vistos, dada su localización. Con un servicio sin tacha, y una gran calidad de producto, merece la pena una visita si es tu tipo de sitio. Pena que en temporada baja está un poco apagado. Ahora bien, la experiencia seguramente cambie para mucho mejor en temporada alta, cuando hay ambiente.












Comentarios

Entradas populares