Cuatro días en ibiza


Uno de mis sitios favoritos para ir relajarme (si, relajarme!) es Ibiza. La isla tiene mucha fama (fundada, por una parte) de ser sinónimo de fiesta loca y drogas, pero es mucho más que eso. Cuando tengo unos días procuro pasarme por ahí, tres o cuarto días hacen magia, de verdad.

Día 1

Llegamos en ferry con el coche y, después de registrarnos en el hotel, en Playa d’en Bossa fuimos a buscar un sitio para comer, que ya era hora.

A estas alturas de octubre hay mucha menos gente y también menos oferta, ya que muchos sitios cierran por fin de temporada. Al final nos decantamos por El Limonero, después de ver las opiniones positivas en un famoso sitio, un restaurante a los pies de unos apartamentos de alquiler, que estuvo “correcto”. Tomamos unos champiñones al cognac, unos nachos (los nachos estaban genial PEEERO les pusieron queso de pega!) y un curry de pollo. Como digo, no estaba mal, pero tampoco me dejó deseando más.

Después volvimos al hotel y nos cambiamos, que teníamos invitaciones para la fiesta de cierre de Destino Ibiza. Llegamos hacia las 18h y nos reunimos con nuestros amigos, que habían reservado unas hamacas (es de agradecer cuando el sitio se pone a reventar, el tener un espacio sin aglomeraciones y donde te puedes sentar tranquilamente).

Primera vez en Destino y super buen ambiente. Las copas, caritas (cervezas a 12 euros!) aunque tienen “bonos”, pero tampoco te creas: 10 copas 100 Euros. 

La música era muy tecno, si no te gusta, te puede arruinar la tarde, claro está.

Nosotros decidimos que nos “retirábamos” a las 23h, tomamos un taxi de vuelta al hotel y nos fuimos al KFC que había enfrente para “asentar el estómago”.  Y después al sobre. Que con el viaje y la fiesta estábamos cansados.

Día 2

Como era sábado, lo primero que hicimos fue ir al mercadillo hippy de Las Dalias, a echar un vistazo. Siempre voy, y al final nunca compro nada, no sé por qué. En todo caso, es un sitio muy especial, tiene varios sitios donde tomar algo (todo natural) y puedes ver gente de todo tipo. Y os aseguro que hay cosas muy interesantes. De verdad!

Después hicimos parada obligada en el bar Anita, en San Carlos. Es un bar con mucha historia, muy rústico y con mucho carácter. Suele estar lleno, pero siempre hemos tenido suerte y hemos encontrado mesa. Desayunamos “frugalmente” un pan con tomate y jamón y seguimos viaje.

La tercera parada del día fue en la playa de Aguas Blancas. Es una playa preciosa para visitar por la mañana hasta primera hora de la tarde, cuando el sol se oculta tras el monte de pinos. Es una preciosidad, aguas cristalinas, que invitan a nadar. Tiene un chiringuito donde puedes tomar un aperitivo o comer, con unas vistas preciosas. Ojo que la playa admite nudismo (no es obligatorio) así que no te escandalices si ves a alguien practicándolo.

Por la tarde, nos fuimos a la famosa cala de Benirrás, a ver el atardecer. Pero no lo vimos, en realidad. Por dos causas: la primera, que como estamos ya en octubre, el sol se pone detrás de los acantilados y no se ve desde la playa. Pero, además, había nubes en el horizonte, con lo cual perdimos ese color violeta rosáceo que deja el sol cuando se esconde. Igualmente la experiencia es casi mística, pues al final de la tarde se reúnen casi todos los días la comunidad hippy de la isla a tocar los tambores mientras se oculta el astro rey. Recomendable. Parece ser que el mejor día es el domingo.

Volvimos al hotel y, después de adecentarnos, decidimos ir a Montauk, el famosísimo restaurante de carne en Ushuaia Tower, a ver qué se cocinaba ahí.

La experiencia fue interesante, no quiero desvelar mucho aquí porque será objeto de un post separado en los próximos días…

Día 3

Domingo y jarreando. Nos pasamos media mañana en el hotel esperando a que escampara. Viendo que la cosa no mejoraba mucho nos fuimos al centro de Ibiza a dar una vuelta. Paseamos por la marina donde atracan esos yates espectaculares (como el Eminence!), y nos pasamos por El Peixet a tomarnos una cañita y un pincho de tortilla (excelente! absolutamente recomendable), de aperitivo.

A la hora de comer nos pasamos por Gave MX, también guiados por las buenas críticas. De beber me pedí un margarita y J una cervecita. Pedimos nachos y quesadilla para compartir, que ya estaba bien después de los pinchazos de tortilla de antes. Los nachos fantásticos EXCEPTO que les pusieron queso de pega. En serio. De ese que le ponen de un bote en el cine. Una pena, ¡si hasta el guacamole era casero!. La quesadilla estaba muy buena, todo hay que decirlo.

Por la tarde recibimos un mensaje de nuestros amigos, que teníamos entradas para la fiesta en el Hard Rock Hotel “Children of the 80’s”. La noche prometía.

Llegamos a la fiesta hacia las 20:30h. Ambientazo, gente vestida en tonos flúor, la música de siempre a todo trapo, la gente bailando como loca. De pronto empezó a llover un poco. Y luego más. Y más. Al final todo el mundo buscando refugio porque parecía aquello el diluvio universal.

Pero daba lo mismo, los fijos estaban ahí bailando y al final a todo el mundo nos dio igual la lluvia. Total, no hacía frío… Es que con esa música a ver quién no baila!

A las 23h decidimos que ya nos habíamos mojado bastante y volvimos andando al hotel, parando a comer unas patatas fritas y kebab por el camino.

Día 4

Después de las lluvias del día anterior, el día amaneció con un cielo azul limpísimo y una temperatura muy agradable. Nos fuimos del hotel, y nos dirigimos sin dudarlo a la Playa de Las Salinas que es mi playa favorita en Ibiza, siempre paso por ahí. Como llegamos relativamente pronto no había mucha gente, pero a medida que pasaba el tiempo la playa se fue llenando, no hasta niveles agobiantes, pero lo suficiente. 

A pesar de que hay varios sitios para comer a lo largo de la playa, yo siempre me quedo con Jockey. Tiene una carta variada, los platos son cuidados, y aunque no es barato, la relación calidad precio es buena en mi opinión. No adelanto más, que haré un post aparte acerca de este restaurante.

Después de comer, nos echamos una pequeña siesta… y nos dirigimos al puerto para coger el ferry que nos llevaría de vuelta a la Península.

Conclusión

Ibiza a primeros de octubre es más que recomendable.

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