Aitana (Denia)
En una callejuela a un bloque del paseo marítimo de Denia, que desemboca en el tramo final de la famosa calle Marqués de Campos, se encuentra este pequeño local en el que, sinceramente, no repararías si no es porque no te han hablado antes de él.
O porque pasas por delante y ves la gente (tantísima gente) haciendo cola para entrar. Y te preguntarás "¿qué regalarán ahí, para que haya tanta cola?". Probablemente, piensas que tanta cola no merece la pena por nada, y pasas.
Pues te recomiendo que NO pases, la cola merece la pena.
El bar Aitana es muy pequeño, muy sencillo, sin florituras, para nada moderno y más que antiguo se ve viejo. Pero hoy por hoy es uno de los mejores sitios de pescado y marisco a los que he ido en el mundo (sin duda el mejor de Denia).
Llegamos un viernes por la noche, a las 20:15h y nos pusimos a la cola, a esperar a que abrieran, 15 minutos más tarde. Yo estaba super ilusionada, J no tanto. No le gustan mucho los frutos del mar y mucho menos le gusta hacer cola.
Cuando abrieron conseguimos un digno puesto al final de la barra, de pie (los primeros cogieron todas las sillas), ya que las cuatro o cinco mesas que tienen estaban reservadas (pregunté y tienes que reservar con una semana de antelación, por si te interesa).
Después de pedir una cañita bien fría, sorpresa, no hay carta. Cuando abren por las noches (sólo viernes y sábados), se sirve lo que los dueños, que a la vez son los cocineros, que a la vez son los camareros, tengan a bien. Entiendo que es el género que les haya quedado del mediodía.
Y así empezó el festival.
De entrada, nos presentan un plato de cigalas y gambas, generoso para dos, con una pinta buenísima, solo excedida por la calidad del producto.
Seguimos. Después cayeron unos mejillones al vapor para los que no tengo palabras. Cocinados a la perfección, frescos, con un sabor y una textura excelentes.
Cuando dimos cuenta de los mejillones, en un abrir y cerrar de ojos desapareció el plato vacío y por arte de magia aparecieron unos chipironcitos a la plancha que estaban para caerse de espaldas.
A la vez, y sin siquiera pedirlo, aparecieron otras dos cañitas frías para pasar la comida.
Otra vez desaparece el plato vacío sin enterarnos, y nos plantan delante un platazo de coquinas, perfectas, sabrosísimas, limpísimas, sin nada de arena, con su limoncito.
Cervecita nueva que cae.
Ahora que nos traen, sin darnos cuenta, un plato de pescaíto frito fresquito comprado en la - famosa, por otro lado - lonja de Denia, con su limoncito también.
Observo y a mi alrededor hay un ritmo frenético. Todo el mundo, en la barra y en las mesas, están cenando lo mismo, quizá en distinto orden (primero los mejillones, o las coquinas...) pero todos lo mismo. Lo único que varía es que algunos piden vino en vez de cervezas.
Después del pescaíto frito ya no nos cabía nada más. Si me sigues te habrás dado cuenta de que normalmente no tomo postre - no porque no quiera, si no porque normalmente no puedo, ya estoy llena. Bueno, pues esta vez ni por esas. Al final nos sirvieron postre si o si, porque aquí manda el dueño y punto :) . Conseguimos que nos cupiera, era un platito de dulces típicos de la zona y chocolates.
El susto: el caso es que esta cena es tarifa plana. Como no pides por carta, todo el mundo paga lo que el dueño del lugar considera dado el género y su calidad, y la cantidad (doy fe de que hubo gente que seguía después del pescaíto frito, no sé bien qué vendría después). El caso es que después de forrarnos de marisco y pescado de calidad, en razonable cantidad, y con un servicio excelente (¡¡¡todo esto pasó en menos de una hora!!!) pagamos exactamente 65 Euros dos personas.
Si pasas por delante del Aitana, no pases de largo. Pescado de calidad, buen servicio y a buen precio es una oferta que no se puede rechazar.
O porque pasas por delante y ves la gente (tantísima gente) haciendo cola para entrar. Y te preguntarás "¿qué regalarán ahí, para que haya tanta cola?". Probablemente, piensas que tanta cola no merece la pena por nada, y pasas.
Pues te recomiendo que NO pases, la cola merece la pena.
El bar Aitana es muy pequeño, muy sencillo, sin florituras, para nada moderno y más que antiguo se ve viejo. Pero hoy por hoy es uno de los mejores sitios de pescado y marisco a los que he ido en el mundo (sin duda el mejor de Denia).
Llegamos un viernes por la noche, a las 20:15h y nos pusimos a la cola, a esperar a que abrieran, 15 minutos más tarde. Yo estaba super ilusionada, J no tanto. No le gustan mucho los frutos del mar y mucho menos le gusta hacer cola.
Cuando abrieron conseguimos un digno puesto al final de la barra, de pie (los primeros cogieron todas las sillas), ya que las cuatro o cinco mesas que tienen estaban reservadas (pregunté y tienes que reservar con una semana de antelación, por si te interesa).
Después de pedir una cañita bien fría, sorpresa, no hay carta. Cuando abren por las noches (sólo viernes y sábados), se sirve lo que los dueños, que a la vez son los cocineros, que a la vez son los camareros, tengan a bien. Entiendo que es el género que les haya quedado del mediodía.
Y así empezó el festival.
De entrada, nos presentan un plato de cigalas y gambas, generoso para dos, con una pinta buenísima, solo excedida por la calidad del producto.
Seguimos. Después cayeron unos mejillones al vapor para los que no tengo palabras. Cocinados a la perfección, frescos, con un sabor y una textura excelentes.
Cuando dimos cuenta de los mejillones, en un abrir y cerrar de ojos desapareció el plato vacío y por arte de magia aparecieron unos chipironcitos a la plancha que estaban para caerse de espaldas.
A la vez, y sin siquiera pedirlo, aparecieron otras dos cañitas frías para pasar la comida.
Otra vez desaparece el plato vacío sin enterarnos, y nos plantan delante un platazo de coquinas, perfectas, sabrosísimas, limpísimas, sin nada de arena, con su limoncito.
Cervecita nueva que cae.
Ahora que nos traen, sin darnos cuenta, un plato de pescaíto frito fresquito comprado en la - famosa, por otro lado - lonja de Denia, con su limoncito también.
Observo y a mi alrededor hay un ritmo frenético. Todo el mundo, en la barra y en las mesas, están cenando lo mismo, quizá en distinto orden (primero los mejillones, o las coquinas...) pero todos lo mismo. Lo único que varía es que algunos piden vino en vez de cervezas.
Después del pescaíto frito ya no nos cabía nada más. Si me sigues te habrás dado cuenta de que normalmente no tomo postre - no porque no quiera, si no porque normalmente no puedo, ya estoy llena. Bueno, pues esta vez ni por esas. Al final nos sirvieron postre si o si, porque aquí manda el dueño y punto :) . Conseguimos que nos cupiera, era un platito de dulces típicos de la zona y chocolates.
El susto: el caso es que esta cena es tarifa plana. Como no pides por carta, todo el mundo paga lo que el dueño del lugar considera dado el género y su calidad, y la cantidad (doy fe de que hubo gente que seguía después del pescaíto frito, no sé bien qué vendría después). El caso es que después de forrarnos de marisco y pescado de calidad, en razonable cantidad, y con un servicio excelente (¡¡¡todo esto pasó en menos de una hora!!!) pagamos exactamente 65 Euros dos personas.
Si pasas por delante del Aitana, no pases de largo. Pescado de calidad, buen servicio y a buen precio es una oferta que no se puede rechazar.
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