Perezosa, pero cocino

Porque es mas sano, mas barato, y es creativo. Cuando una receta sale bien, especialmente cuando la gente que come conmigo la aprecia, me siento en la cima del mundo. Si es verdad que me gustan las recetas fáciles y que no desperdicien nada.

No me gusta tirar comida, así que siempre aprovecho las sobras de comida para hacer otros, como siempre se ha hecho en los hogares con un presupuesto limitado. Pero voy un poco más allá, e intento aprovechar las partes de los ingredientes que tradicionalmente se desperdician. Preparo tronquitos de brécol al vapor y de toras formas. Si hay algo que no puedo usar, procuro convertirlo en fertilizante, por ejemplo, las peladuras de las patatas - las viejas, que las nuevas siempre las cocino con piel.

Procuro comprar mis ingredientes al natural, cuanto menos envoltorio y paquete mejor. Siempre he pensado que eso ahorrará la energía que se usa en empaquetar, y habrá unas cuantas bolsas de plástico menos flotando por los oceanos. También me preocupo de leer las etiquetas e intento comprar alimentos que procedan de fuentes sostenibles, cultivados, o criados, responsablemente. Donde los trabajadores reciben un salario adecuado y a los animales no se les maltrata.

No puedo salvar al mundo, pero puedo poner mi granito de arena.

Cocinar en casa es más barato y tengo una mejor idea de cuanto más barato es porque he recibido un comentario sobre ello. Cuando dos estudiantes universitarias compararon sus gastos en comida, la que se tomaba el tiempo para cocinar y sólo comía fuera ocasionalmente había gastado la tercera parte que la que hacía casi todas sus comidas fuera de casa o compraba algo ya hecho para comer en casa.

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